Antonio Gaudí

¿Has visto alguna vez el universo arquitectónico de Antonio Gaudí, el enigma catalán que vino a dejar huella en Barcelona, dándole su personalidad actual? ¿Quién puede decir que ha estado en Barcelona si no ha visitado la Sagrada Familia, el Parque Güell, la Casa Milá o la Casa Batlló? Uno se queda asombrado por su extraña originalidad. Gaudí dijo una vez: “Originalidad es la vuelta a los orígenes”… Así que vamos a volver a los orígenes de este fenómeno.

El más joven de cinco niños, Antoni Plàcid Guillem Gaudí i Cornet nació en la provincia catalana de Tarragona el 25 de Junio de 1852 en el seno de una familia de herreros artesanos. Se sabe poco de la infancia temprana de Gaudí, excepto que sufrió dereumatismo desde que tenía seis años, lo que solía interrumpir su educación en la escuela,aislándolo de sus compañeros, y confinándolo a una estricta dieta vegetariana. Dependía de un burro para aventurarse fuera de casa debido a sus dolores corporales. El hecho de tener que estar cerca de casa lo hizo un agudo observador y analista de la naturaleza y sus formas, que se reflejarían más tarde en sus trabajos. Él fue el primero de los Gaudí en apartarse de la larga tradición artesanal familiar.



Gaudí estaba lejos de ser un estudiante destacado en la escuela religiosa a la que asistía. Como estudiante de arquitectura, se dice que perdió muchas clases, pero se sabía que pasaba mucho tiempo en la biblioteca. Le gustaba ir a clases de otras materias que no eran las suyas porque pensaba que los nuevos desarrollos de la arquitectura dependían de los climas sociales y políticos más que de la arquitectura misma. Sus resultados como estudiante fueron mediocres, aunque destacó en un par de proyectos. El interés de Gaudí en la escuela de arquitectura pasó a segundo lugar, mientras que su aprendizaje como ayudante durante sus años de estudiante en diferentes prácticas de arquitectura de Barcelona fueron su prioridad. Obtuvo su título de arquitecto en 1878 y el director de la escuela, Elies Rogent comentó: “Quién sabe si hemos dado un diploma a un loco o a ungenio. El tiempo lo dirá”.

La llegada de Gaudí al mundo de la arquitectura coincidió con un periodo de fuerte crecimiento económico y urbanístico de Barcelona, principalmente debido a la prosperidad de la industria textil de la ciudad. Sus primeros trabajos en la Casa Vicens y en la Villa El Capricho fueron seguidos por la Finca Güell, el primer trabajo completado para su patrón, Eusebi Güell. Después se convertiría en el famosísimo Parque Güell, una ciudad jardín que sigue el modelo de los parques ingleses y fue concebido para ser residencia de 60 familias de clase media alta. Este proyecto medioambiental proveyó de puertas de entrada, un mercado, una plaza principal, alcantarillados, embalses, carreteras, senderos, escaleras y vallas a los suelos rocosos y con desniveles del gran terreno de Güell. El mismo Gaudí vivió en la casa piloto del parque con su padre y su sobrina.

En 1883, su trabajo como asistente del arquitecto Martorell le permitió su mayor proyecto por encargo: La Sagrada Familia. Gaudí trabajó en este proyecto la mayor parte de su vida (43 años), sin llegar a verlo terminado. Inacabado hoy por hoy, se especula que la construcción de La Sagrada Familia estará concluída para 2026, dado que no hay planos que seguir… Gaudí trabajaba exclusivamente a partir de sus ideas que es todo lo que se tiene para continuar. La conservación de la catedral fue una gran materia de debate porque un túnel TGV (Tren de Gran Velocidad) se contruyó cerca de sus cimientos en el final de 2007 principios de 2008.

Josep Batlló, que quería tener su casa en el céntrico y renovado Paseo de Grácia, contrató a Gaudí en 1904. Las innovaciones de la Casa Batlló dejó a la gente estupefacta con sus muros de formas onduladas, grandes ventanales y una fachada muy elaborada. Esto hizo que Pere Milá, un miembro del Parlamento español, pidiera a Gaudí que construyera un nuevo edificio en una esquina de la misma calle: la Casa Milá conocida como “La Pedrera”. La monumental fachada del edificio, que consta de dos bloques de apartamentos, describe claramente su mote. En un momento la ciudad quiso parar su construcción porque excedía las dimensiones permitidas, pero Gaudí continuó con su trabajo hasta que lo completó.


Otros proyectos que merece la pena mencionar incluyen la Casa de los Botines, en la Plaza Mayor de León, así como la Catedral de Palma de Mallorca, en la que impidieron a Antoni Gaudí continuar con su trabajo, porque se consideró que traicionaba el estilo original.

En su trabajo tuvo una estrecha relación con artesanos de todo tipo, y como siempre quería el resultado perfecto de sus obras, a veces se veía obligado a tratarlos con severidad. Pero, de cualquier modo, él fue un ferviente defensor de los derechos de los trabajadores, y un defensor de la causa del nacionalismo catalán, tanto que él sólo hablaba catalán y rehusaba a hablar español (aunque conocía la lengua). Muchos de sus trabajos contienen testimonios de su nacionalismo, como el emblema de Barcelona y las esculturas de San Jorge, el santo patrón de la región.


En 1919, el estado crítico de salud de Gaudí se deterioró con una fiebre de Malta. Esto unido a un empeoramiento de su situación económica le hizo dejar de trabajar en todos sus proyectos, excepto su ambiciosa Sagrada Familia. Siendo un hombre soltero toda su vida, se mudó a un estudio en la catedral. Se volvió taciturno y desarreglado. El 7 de Junio de 1926, lo atropelló un tranvía. Los taxistas, confundiéndolo con un mendigo, se negaron a llevarlo a un hospital pensando que no podría pagarles la carrera, debido al aspecto de su ropa. Fue trasladado a un hospital destinado a gente pobre. Cuando sus amigos lo encontraron finalmente, fue Gaudí quien rechazó ser trasladado a un hospital mejor para su tratamiento alegando que él “pertenecía a los pobres”. Murió tres días después. La orgullosa Barcelona lloró su muerte enlutada y lo honró enterrándolo en su Sagrada Familia.

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