გამონათქვამები (Noel Claraso)




Si sólo hablásemos cuando tenemos algo que decir, el uso del lenguaje desaparecería en dos generaciones.
Ser capaz de morir por una idea no es grandeza. La grandeza es tener la idea.
El hombre se dedica a desear en voz alta aquello que jamás se esfuerza en alcanzar.
A ningún pobre le consuela saber que en el mundo ha habido siempre ricos y pobres.
Con dinero se puede comprar todo, menos la felicidad, que es mucho más barata y mucho más cara a la vez.
El amor es ciego, pero los vecinos no.
El que no lleva la belleza dentro del alma no la encontrará en ninguna parte.
Tratar de mejorarse a sí mismo es empresa que suele dar mejor resultado que tratar de mejorar a los demás.
Cuando una puerta se cierra, no pongas los dedos.
La felicidad se parece a las corbatas; cada uno escoge el color de la suya.
Los humoristas y los filósofos dicen muchas tonterías, pero los filósofos son más ingenuos y las dicen sin querer.
Odiar es un despilfarro del corazón, y el corazón es nuestro mayor tesoro.
Sólo un buen amigo es capaz de comprender que su presencia puede llegar a molestarnos.
Es muy difícil saber todo lo que hace falta, y mucho más difícil ignorar todo lo que hace falta ignorar.
Lanza primero tu corazón y tu caballo saltará el obstáculo. Muchos desfallecen ante el obstáculo. Son los que no han lanzado primero el corazón.
Las grandes ideas son aquellas de las que lo único que nos sorprende es que no se nos hayan ocurrido antes.
Sueña al soñar; pero al obrar, afirma los pies en el suelo.
Cuando se habla de estar enamorado como un loco se exagera; en general, se está enamorado como un tonto.
Muchos gritan y discuten hasta que el otro calla. Creen que le han convencido. Y se equivocan siempre.
El mejor modo de resolver una dificultad es no tratar de soslayarla.
Un hombre de Estado es el que se pasa la mitad de su vida haciendo leyes, y la otra mitad ayudando a sus amigos a no cumplirlas.
A veces más vale callar y pasar por tonto, que abrir la boca y demostrarlo.
Ningún tonto se queja de serlo; no les debe ir tan mal.
Todo el mundo cuenta como ganó sus primeras cien pesetas; nadie cuenta como ganó su último millón.
A veces el amor une a dos seres que no saben nadar y viven en dos islas distintas.
De muchas ideas nuestras no nos habríamos enterado jamás, si no hubiésemos sostenido largas conversaciones con los otros.
La conciencia es como un huésped pesado que grita siempre, pero con el que, salvo en algunos casos gravísimos, uno termina por entenderse.
Nadie puede cambiar su pasado, pero todo el mundo puede contarlo al revés.
No se comprende como las mujeres no triunfan todas, no teniendo en casa, como no tienen, a ninguna mujer que se lo impida.
Noel Claraso